Un programa en el condado de Los Ángeles busca alejar de las calles a las personas que sufren de adicción a las drogas. Y lo hacen brindándoles diversos tipos de apoyo.

Logramos dialogar con algunos de los participantes. Aquí sus testimonios.

Moisés Gómez batalló contra una adición a la metanfetamina por tres años.

El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas la define como un estimulante poderoso y sumamente adictivo que afecta el sistema nervioso central.

«Me gustó y abusé de ellas, tuve muchas malas experiencias», cuenta Moisés, ex adicto.

Es algo que dejó a Moisés en la calle. Pero ahora ha dejado las drogas y participa en el Programa de Manejo de Contingencias para la retención de vivienda.

Es una iniciativa del condado de Los Ángeles que ofrece pequeñas recompensas a través de tarjetas de regalo por pruebas de drogas limpias y por buen comportamiento.

Los participantes viven en apartamentos permanentes que la ciudad brinda a personas sin hogar.

«Estoy deshabilitado y la verdad aquí alrededor todo está muy caro y sí, este programa nos ayuda con comida y con cosas personales», reconoció Moisés.

Los participantes se pueden quedar en el programa 12 o 24 meses, donde colaboran con personal para establecer metas de comportamiento individualizadas.

Los trabajadores los visitan dos veces por semana para chequearlos en su progreso.

«El tiempo que damos es tiempo no más para ellos para hablar con ellos para ver qué situación ellos sienten, no solamente el problema que están diciendo que tienen, que es el problema que ellos sienten, cómo podemos ayudarlos y en eso traemos las tarjetas de giftcard para comida o para higiene que ocupan, shampoo cosas así», dice Jennifer Barba, administradora de gestión de contingencias.

Moisés Gómez dice que si no fuera por el programa o la asistencia del condado de Los Ángeles, él todavía estaría en la calle.

“Le agradezco a Dios por ponérmelos en el camino en un punto donde los necesitaba y les agradezco porque ellos me asociaron y me dieron consejos muy bien”, agregó Moisés.

Además de los incentivos, el programa brinda apoyo integral que incluye asistencia con el acceso  a medicamentos y referencias a servicios de apoyo.

En Los Ángeles 

Annie Mapp – Spectrum Noticias

Fuente: Spectrum Noticias

Es el comienzo de una nueva etapa para Raúl Alfaro, quien luchó contra la adicción al abuso de sustancias durante treinta años.

«Aprendí mucho de yo mismo, los sentimientos que tengo y lo que quiero hacer con mi vida, ahora si tengo razón para vivir», afirma

El residente de Los Ángeles es uno de los 19 estudiantes que se graduaron del Programa de Desarrollo Profesional en Reducción de Daños de 8 semanas del Departamento de Salud del Condado, que capacita a las personas para interactuar, y asistir con servicios, a quienes luchan contra las drogas y sustancias.

«Quiero ayudar a los que todavía están sufriendo, es muy difícil. Porque yo sé cómo se siente», argumenta Raúl.

Para Alfaro la experiencia le permite recordar las dificultades que enfrentó estando en las calles, incluidos los sentimientos de estar solo.

«Los sentimientos que uno tiene cuando anda uno en drogas es …no está bonito, como que no tiene familia, si tenemos familia, pero cuando anda uno en drogas no puede uno hablar con ellos porque piensa que van a saber», agrega Raúl.

Los líderes del Departamento de Salud del Condado dicen que los servicios que salvan vidas, que aprenden los profesionales de reducción de daños, ayudan a los que están batallando con el uso de sustancias con recursos vitales en las calles, los hospitales y las cárceles.

«En nuestra comunidad de ayuda, realmente necesitamos personas con experiencia vivida porque entienden dónde están las personas que usan nuestros servicios y, debido a ello, pueden comunicarse de manera más efectiva y pueden identificar algunos riesgos o tal vez otras oportunidades de ayuda que otras personas pueden no ver», sostiene Shoshana Scholar, directora de División de Reducción de daños, del Depto. De Salud de Los Ángeles.

Es la hermana de Raúl… y dice que verlo luchar contra la adicción no fue fácil. Tiene la esperanza de que ayudar en esos entornos no lo haga volver a ese estilo de vida, ya que lleva cinco años sin consumir drogas y alcohol.  

«Yo le dije Dios tiene un plan para ti por eso todavía vives son 30 años, pero pienso que el ya vio cómo se puede vivir otra vida, no en el oscuro, con la luz», dice Ivon Alfaro Herman.

Según el Departamento de Salud del condado de Los Ángeles, hubo una disminución del 22 por ciento en las muertes por sobredosis relacionadas con drogas en 2024, reportan que representa la caída más significativa.

En el condado de Los Ángeles, Annie Mapp – Spectrum Noticias.

Fuente: Spectrum Noticias

Elena Cruz is a 45-year-old Afro-Boriqua woman and former sex worker who is passionate about working in harm reduction. She recently became one of the first graduates of the newly launched Worker Education & Resource Center (WERC) program, which is playing a critical role in transforming harm reduction services throughout Los Angeles.

Cruz first became involved with the groundbreaking initiative while volunteering with The Sidewalk Project, a street-based harm reduction organization. Now she is continuing that work as a paid employee, thanks, in part, to the professional development she’s received through WERC.

Launched by the L.A. County Department of Health Services (DHS), the WERC program specializes in hands-on training that equips participants to work as harm reduction support specialists or supervisors. The program is made up of approximately 33% Latino participants. The eight to 10- week curriculum offers free, comprehensive instruction on essential topics like safer drug use, engaging unhoused community members, compassionate communication and working within social services.

“I’m gaining confidence through the program,” said Cruz, reflecting on her growth. Since joining The Sidewalk Project, she has taken on the role of managing the front reception area where she helps connect visitors with resources. “Everyone who walks through the door needs something—whether it’s a place to charge their phone, somewhere to sit or even a place to meditate. We provide a lot of things.”

Shoshanna Scholar, the director of the Harm Reduction Division for DHS, spoke to CALÓ News about the critical importance of programs like WERC and city-wide investments in harm reduction initiatives.

Scholar noted that until recently, many organizations that focus on harm reduction were often underfunded and relied heavily on volunteers. Many of these volunteers, like Cruz, had lived experiences that informed their work.

«The piece you can’t substitute is a lived experience,» Scholar states. «We wanted to make sure that we were hiring from the Skid Row community…and recruiting residents who have a long-term relationship connection with the area.»

In recent years, Los Angeles County has intensified its efforts to develop a more comprehensive and inclusive strategy for public health. In 2023, the number of drug-related overdose and poisoning deaths in the county plateaued for the first time in a decade.

A significant portion of the work has been hindered by the stigma surrounding harm reduction initiatives, even in places like California, which is generally considered less conservative. In 2022, Gov. Gavin Newsom vetoed a controversial bill that would have allowed San Francisco, Oakland and Los Angeles to launch trial supervised drug injection sites. Harm reduction advocates and experts argue that the most effective way to tackle this public health issue is to meet individuals where they are.

Soma Snakeoil, the executive director and co-founder of The Sidewalk Project, has been a strong supporter of Cruz throughout her journey in the job readiness program and urges political decision-makers to continue funding initiatives like WERC.

Snakeoil, a veteran in the harm reduction field, has long been a fierce advocate for both sex workers and unhoused community members. She emphasizes that Cruz’s success story is in part possible due to a “complex network of people within LA County who are really trying to do something different.”

Snakeoil asserts that there are many different systems at play, crediting The Sidewall Project, funds from Measure J, the Amity Foundation and DHS. “I hope that [Cruz’s] story is a story that shows why we need to fund all of these programs, because it not only supports the individual, it supports a community of care and is cyclical in giving back.”

Now, as Cruz begins a new chapter as a paid employee, she is excited to continue the work she is so passionate about. With the continuation of the WERC program, the hope is that more graduates with lived experiences will step into roles that support people in need. «Her lived experiences make her so good at her job,» said Snakeoil of Cruz’s expertise.

For graduates like Cruz, the WERC program not only brings the knowledge gained in the program but also a sense of purpose and commitment to their communities.

“I wish I had those services back then, because I would be more confident.” Cruz reflects, “I would be more in tune, like how I am now.”